Sabor y tradición en el Mercadillo Medieval de Paderne

      Día festivo ideal para estar con la familia y los amigos y hacer un plan diferente y original, aunque el día estaba nublado, nos atrevimos a pasar la primera jornada del año en el Mercadillo Medieval de Paderne.


      Un paseo por los alrededores, las huertas y unas fotos en unos bonitos lavaderos antiguos antes de llegar a la localidad. 


      No había pérdida, una subida por una de sus calles empedradas y allí se encontraba la entrada al Mercadillo.
Unos señores inmersos en su tarea de amasar pan nos daban la bienvenida, mientras otros se encargaban de rellenarlos de chorizo y de alimentar el fuego de los hornos artesanos.


      Los niños iban y venían, entre puestos de artesanía y productos caseros de todo tipo. Un acierto llegar temprano y tener la oportunidad de pasear y ojear todo y cada uno de los detalles, mucho mejor para después escoger las mejores opciones.


      Subir por una de sus calles entre el olor de las brasas y llegar hasta una bonita iglesia rodeada de puestos ambientados de la época con caballeros y señoras con elegantes atuendos.


      En una de las casas un bonito Belén abierto al público, en el mismo lugar un vendedor de pan casero con su bonito gallo, unos quesos y unos vinos. Entrañable y agradable entablar conversación con ellos y conocer más de sus oficios, sus artes, ellos siempre te lo agradecen.


      El ambiente empezaba a animarse y tantas barbacoas encendidas invitaban a tomar algo. Sin duda empezaríamos con una rica sopa, había donde escoger, la señora desde la ventana ya nos había saludado antes y nosotros ya habíamos pensado que ese sería el primer lugar, acompañada de una rica sangría de espumante.


     Calentados los estómagos nos dirigimos hasta una de las plazas donde anteriormente ya habíamos visto el puesto de crepes, y el de carne a la brasa, ideal para mayores y niños. Todo estaba perfectamente organizado, comentamos entre bromas la falta de horizontalidad en las mesas, que ponían el punto divertido e informal al momento de la comida.


      Era un día especial y cada uno pedía lo que le apetecía; crepes de jamón, de chocolate, unos choricitos, carne... qué mezcla y qué rico.


     Entre tanto unas charlas, unos brindis, unas risas y unas escapadas para seguir ojeando y comprar; un poquito de miel, unos dulces, un rico pan, unos anillos elaborados de corcho, unos quesitos y unas salsas de piri piri con miel. Los más pequeños llevaban sus arcos, un día es un día.


      La mañana nublada nos permitió disfrutar de un Mercadillo especial en un día especial, una forma diferente de comenzar el año, una experiencia que no olvidaremos, llegaba el momento de regresar a casa, no sin antes degustar un café y un pastel del lugar para volver a desear un Feliz 2014 a todos.

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