Nos gusta hacer planes y cambiar de rutas, esta vez nuestro destino: la Ciudad de Faro.
El tiempo nublado amenazaba lluvia, aún así nos lanzamos a la aventura. Fácil aparcamiento en la zona del puerto y una primera toma de contacto por las calles peatonales y comerciales. Tiendas elegantes en edificios de antaño, que otorgan un aire diferente a lo que para muchos sería un simple comercio; ruinas, columnas y bonitos arcos que no dejaban de sorprendernos.
Bonitos escaparates, terrazas ambientadas y olores a dulces algarvios daban un toque diferente a un lugar con mucho encanto. Esquinas, azulejos, casas viejas y rincones que no pasan desapercibidos.
Terminada la
ruta más comercial llegaba el momento de adentrarnos en su casco antiguo, para
lo cual habría que atravesar una de las puertas más importantes de la ciudad de
Faro, hablamos del "Arco da Vila" . Turistas haciendo fotos, detalles
para el recuerdo y un azulejo que nos explica, que dicha puerta fue mandada construir
por el Obispo D. Francisco Gomes de Avelar en el siglo XIX.
Puerta con
historia, el único acceso a la ciudad de los que llegaban desde la mar en la época
antigua, en el interior la puerta árabe nos corrobora que estamos ante una de
las puertas de la antigua muralla musulmana. Los niños cruzan sin prestar
atención, mientras los mayores la observamos y comentamos desde todos sus
ángulos.
A partir de este momento el tiempo se para, calles estrechas y
empedradas, casas blancas y desconchadas, antiguos portajes, bellas balconadas
y la confirmación de que estamos en el casco antiguo, en la Vila Adentro o en
la Ciudad Velha.
Calle arriba
y desembocamos en una amplia y abierta plaza rodeada de edificios señoriales, y
salpicada de bonitos naranjos, destacando su "Sé" o Catedral , así se
llaman en portugués; o también conocida como la Iglesia de Santa María , con su
bonita torre y su campanario, desde donde nos comentan se ven unas vistas
impresionantes de la ciudad.
Hoy no era el día para la visita, lo que nos obligará
regresar, una excusa ideal.
Mediodía y
había que comer algo, íbamos en su busca, hablamos de la "Tertulia
Algarvia"
Una casa con historia, un proyecto innovador, un concepto
diferente, donde se combina el arte, la artesanía, los talleres gastronómicos,
las veladas culturales y los platos de la cocina regional y mediterránea.
Diferentes espacios alternativos y en lo más alto una coqueta terraza con vistas a las azoteas del casco antiguo con la Ría de Formosa en el horizonte, bellísimo.
La mesa
estaba preparada y el ambiente acompañaba para degustar unos ricos platos de un
menú de 8,5 euros donde había para escoger; pescado, carne, postres variados y
un rico café.
Hasta pronto, volvemos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tu comentario