En la Romería de Corrales

Las salvas de cohetes nos anuncian que llega el momento de comenzar el camino y de acompañar a la Señora Reina del Mundo y San José Obrero. Corrales se echa a la calle con sus trajes de volantes, sus tambores, sus sombreros de ala ancha y su entusiasmo por vivir otro camino de romeros.


Primer sábado de mayo, mañana clara, luminosa y calurosa. Emocionante Misa de Romeros y todos dispuestos para comenzar la peregrinación y el camino hasta su Ermita en el Recinto Romero de Los Azahares. Sus gentes se echan a la calle para acompañar su coqueto paso, que portan con orgullo y entusiasmo sus costaleros.


Entre vivas espontáneos, salvas de cohetes, cantes y bailes, pasean por sus calles, después de haber compartido un desayuno Romero en la plaza de su bonito y emblemático Casino. Todos en familia comentan anécdotas de otros años, el tiempo, los preparativos, los nervios, y las ganas de compartir y celebrar esta fiesta con los suyos y con los recién incorporados.


 Una Romería con encanto, con personalidad propia y con una característica que destaca, la familiaridad. Todos se conocen y todos son bienvenidos. Para nosotros era la primera vez, y desde el primer momento nos sentimos como en nuestra propia casa. El calor avisaba de que el trayecto no iba a ser fácil, aún así, las ganas, y la alegría no dieron paso al cansancio. Cualquier sombra en el camino era buena para un descanso, unos refrescos, unas sevillanas y coger fuerzas para seguir el trayecto.


Juventud cantando, vitoreando a su Virgen y el resueno de las castañuelas, acompañando al tamboril que abría el camino de romeros. Un camino pequeño, con mucho carácter, con mucho calor y también sabor. Tradición y fervor que llegó a su momento más emocionante y más esperado, la llegada al Recinto Romero. 


Sus costaleros la mecen y la levantan en pulso para atravesar el umbral de su Recinto, una vez allí, cantes, vítores y paradas con cantes. La Ermita esperaba con las puertas abiertas y repique de campanas, su Señora Reina del Mundo y su San José Obrero llegaban otro año más acompañados de sus fieles.

Emoción, lágrimas y palabras emotivas para poner final a otro camino más. Llega el momento de compartir, de la convivencia, de celebrar la Romería entre amigos y familia, las peñas abren sus puertas y todos comparten los platos típicos de estas fiestas, donde no pueden faltar las gambas, el jamón, las habas enzapatás y el rebujito.



Castañuelas, sevillanas, cajones y rumbas... niños correteando, abuelos al ritmo de fandangos, amigos que te invitan a la penúltima y ese recuerdo de ese camino coqueto y familiar que nunca olvidaremos, y que siempre recordaremos con esos vítores emocionados de "bonita, bonita y bonita". 

Mañana será otro día, el de vuelta a su Parroquia y a su Corrales, donde de nuevo se vivirán emociones en el camino, donde los fuegos artificiales, la salve entonada de sus romeros, y la emoción de sus costaleros nos dejarán el buen sabor de boca, las emociones compartidas, los buenos recuerdos, para no olvidar que el año próximo volveremos a estar para acompañar a Nuestra Sra. Reina del Mundo y San José Obrero en esta "bonita" y "única" Romería de Corrales.

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